Comunicado de prensa: Comunidades kenianas denuncian abusos en el sector forestal durante la pandemia de COVID-19

A medida que llega el invierno a Kenia, y las temperaturas caen en picado en el altiplano donde viven las comunidades forestales tradicionales, los casos de COVID-19 se están disparando en todo el país. Pero en lugar de poder refugiarse de manera segura en sus hogares, estas comunidades están siendo desalojadas y sus granjas y hogares están siendo destruidos por su propio gobierno.
En el bosque Mau, más de 300 hogares Ogiek han sido demolidos hasta ahora y cercas para granjas y ganado han sido destruidas. Los niños y otras personas vulnerables de la comunidad se han quedado sin hogar durante la pandemia. En el bosque de Embobut en las colinas de Cherangany, el Servicio Forestal de Kenia ha quemado 28 casas pertenecientes a miembros del extremadamente pobre pueblo Sengwer, junto con sus mantas, utensilios y demás pertenencias esenciales.
En ambos casos, el gobierno se está sirviendo erróneamente de la conservación de los bosques para justificar los desalojos. Sabemos que el bosque Mau es el bosque denso de dosel cerrado más grande de Kenia y una cuenca hidrográfica importante, y el gobierno ha afirmado en reiteradas ocasiones que preservar este ecosistema tiene prioridad sobre las reivindicaciones de tierras de los Ogiek. Cuestionamos este posicionamiento. Creemos que el fundamento para la conservación sostenible de los bosques es el acato de los derechos a la tierra y que, con razón, es el camino que tantos gobiernos modernos ahora toman y las organizaciones conservacionistas internacionalestán de acuerdo.
No estamos solos en esta valoración. La Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos declaró en su sentencia de mayo de 2017 que los Ogiek no eran responsables de la degradación del bosque Mau y que su conservación no podía justificar el desalojo de los Ogiek ni la denegación de sus derechos a practicar sus medios de vida tradicionales. La Corte también sentenció que el Complejo Mau es la tierra ancestral de los Ogiek, sobre la cual, por lo tanto, tienen derechos. Pidió al pueblo Ogiek y al Gobierno de Kenia que presentaran propuestas en base a esta realidad. Los Ogiek presentaron un plan de acción detallando paso a paso como plantean respetar y proteger sus tierras como propietarios-conservadores, con condiciones de conservación, y una declaración reconociendo a la mayoría de sus tierras como Bosques Comunitarios protegidos. Explicaron cómo trabajarían con el Servicio Forestal de Kenia para zonificar y administrar bien el bosque. Pero tres años después, el Gobierno no ha realizado presentaciones detalladas, lo que provocó que la audiencia de la Corte Africana se pospusiera hasta septiembre de 2020.
Del mismo modo, el sistema de conocimiento tradicional de los Sengwer –ahora plasmado en estatutos comunitarios escritos– sirvió durante mucho tiempo para conservar su hogar forestal. Esta cultura forestal, como los Ogiek, aún considera que el bosque intacto es sacrosanto incluso cuando sus medios de vida han sido socavados por décadas de política gubernamental, incluidos desalojos forzosos. Esto ha dejado a los bosques vulnerables a la tala ilegal, la caza furtiva y la invasión de colonos. Los Sengwer también buscan justicia en los tribunales aunque han tenido que recurrir una y otra vez para establecer una asociación práctica con todas las de ganar con el Servicio Forestal de Kenia como guardianes responsables in situ. Los donantes les han apoyado una y otra vez, pero no pueden financiar proyectos donde se deniegan los derechos humanos, incluido el derecho a la tierra.
Muchos de nosotros que no somos comunidades forestales sino pastores y agricultores asentados también estamos sufriendo el embate de una administración que calcula mal la tolerancia que las comunidades rurales modernas puedan tener hacia estrategias poco sólidas y la brutalidad, incluso por parte de guardias forestales armados. La comunidades siguen disputando las reivindicaciones estatales sostenidas sobre tierras que son tradicionalmente suyas. También observamos la cantidad de nuevos bosques públicos establecidos con orgullo por el Servicio Forestal de Kenia, hasta 70 tan solo en 2017. Nos preguntamos cuáles de nuestras comunidades han perdido tanto sus bosques naturales innecesariamente como la oportunidad de demostrar que ellos también pueden proteger y conservar su entorno.
Como ciudadanos lamentamos la impunidad. Es ilegal que el gobierno desaloje a las personas sin previo aviso y en épocas de frío, incluso "en nombre de la conservación". Creíamos que el gobierno honraría su compromiso incremental de mayo de 2020 donde dispuso que no desalojaría a personas durante la pandemia de COVID-19.
También es ilegal denegar las disposiciones constitucionales que establecen que las tierras y bosques ancestrales utilizados legalmente por las comunidades son tierras comunitarias. Las rutas legales para el reconocimiento de nuestras tierras ancestrales o la transferencia de tierras registradas como públicas a comunidades están siendo restringidas por enmiendas. La Ley de tierras comunitarias de 2016 nos obliga a proteger nuestros bosques y otros recursos, pero no podemos hacerlo fácilmente mientras el gobierno se demore en prospectar y titular nuestras tierras. La Ley Forestal de 2016 contempla bosques comunitarios, pero ahora el borrador de la política pública implica que estos serán solo para las nuevas plantaciones que el gobierno está aconsejando que las comunidades desarrollen. Primero, tenemos que asegurarnos de que no nos vayan a despojar de nuestros bosques naturales existentes y demás superficies arbóreas.
Los kenianos pueden preguntarse si las comunidades realmente pueden proteger los bosques naturales. Sabemos que podemos. También tenemos la evidencia de tantas comunidades fraternales en todos los continentes que lo están haciendo ahora y, desde 2017, lo hacen como propietarios reconocidos de 448 millones de hectáreas. Muchos bosques comunitarios están siendo designados como Parques y reservas forestales de importancia nacional. Estudios científicos constatan su éxito. En 2019, las imágenes vía satélite de la NASA mostraron que las únicas áreas de extensión importante que no se quemaron en los incendios en la Amazonía brasileña a mediados de 2019 fueron las millones de hectáreas (incluidos parques protegidos) que son propiedad de comunidades forestales. Bosques de propiedad comunitaria también han sido el buque insignia de la expansión de la protección de los bosques naturales en Namibia, Gambia, Tanzania desde hace algún tiempo, y ahora, se están desarrollando en Liberia y la República Democrática del Congo.
Específicamente, nosotros, la Red de Acción de Tierras Comunitarias (CLAN), le pedimos al gobierno de Kenia:
- Detener los desalojos de los pueblos tradicionales forestales, considerando los sacrificios que están dispuestos a hacer para salvar sus bosques tanto para ellos como para todos los kenianos; acordar un camino práctico y justo de cara al futuro con cada comunidad;
- Honrar la protección debida a las tierras comunitarias aún sin titulación en todo el país; dejar de ‘acaparrar’ y convertir nuestros bosques y demás superficies arbóreas en bosques públicos y en cambio invertir en ayudarnos a establecer y administrarlos como Bosques comunitarios protegidos sobre nuestras propias tierras comunitarias;
- Responder con espíritu de descentralización territorial y justicia a las solicitudes de devolución de las Reservas Ecológicas y los Bosques del Condado a las comunidades tradicionales de quienes fueron apropiados; y
- Reconocer que las viejas estrategias de otorgar acceso, derechos de uso y beneficios a comunidades afectadas no tienen sentido mientras nuestros bosques no sean reconocidos como propios.
- Defender el estado de derecho y el acato de leyes.
Community Land Action Now: Es una red de líderes de comunidades rurales en Kenia
Contacto: [email protected]
Para instrucciones a los entrevistados.: [email protected]
Overview
- Resource Type:
- Press Releases
- Publication date:
- 20 julho 2020
- Region:
- Kenya
- Programmes:
- Territorial Governance Culture and Knowledge Conservation and human rights Access to Justice