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Determinación y capacidad de recuperación: los pueblos de los bosques piden que se asegure su existencia y se frene la deforestación

«Cada vez que se arrasa un bosque, se violenta una forma de vida, se pierde un idioma, se corta una forma de civilización, se comete un genocidio, se origina desequilibrio biológico y desequilibrio del tejido social».

Esta alarmante advertencia, hecha por una mujer indígena del pueblo Camentsa (Colombia) durante la reunión internacional de Palangka Raya sobre los impulsores de la deforestación y los derechos de los pueblos de los bosques, expresa la principal preocupación de todos los participantes: a pesar de la proliferación de iniciativas internacionales para detener la pérdida de bosques, tan solo en 2012 se talaron más de 20 millones de hectáreas de bosque. A pesar de la preocupación internacional por la actual crisis medioambiental y climática, la reunión en Palangka Raya, Kalimantan, Indonesia (entre el 9 y el 14 de marzo de 2014) mostró que los pueblos de los bosques siguen sufriendo debido a la invasión de sus tierras y territorios, y son víctimas de la destrucción de los recursos forestales de los cuales dependen para su forma de vida y supervivencia. En colaboración con organizaciones de la sociedad civil y representantes de organismos internacionales, los pueblos de los bosques utilizaron la reunión que duró una semana para revindicar y hacer valer sus derechos, buscar compensación para los abusos, asegurar su futuro y encontrar formas concretas de frenar la deforestación.Más de 60 representantes de pueblos de los bosques de Indonesia, Malasia, Camerún, Liberia, República Democrática del Congo, Paraguay, Perú, Colombia y Guyana acudieron a Palangka Raya para compartir sus experiencias sobre el terreno. En cada uno de estos países los pueblos de los bosques se enfrentan a apropiaciones de sus tierras para planes relacionados con los agronegocios (sobre todo el de la palma de aceite, en rápida expansión), la madera, la energía hidroeléctrica, las perforaciones para extraer petróleo y gas, la minería a gran escala y otros planes de aprovechamiento de la tierra impuestos en sus territorios ancestrales sin su consentimiento libre, previo e informado. Dichos pueblos están siendo desalojados de sus tierras, privados de sus recursos y sus medios de subsistencia, sus comunidades están siendo arrasadas y cuando protestan por estas violaciones de sus derechos básicos, son reprimidos severamente. Mientras sigue imponiéndose el modelo de desarrollo extractivista impulsado por la exportación, estos abusos son justificados por los Gobiernos en pro del interés nacional, cuando en realidad menoscaban la buena gobernanza y el estado de derecho. La existencia misma de los pueblos de los bosques se ve desatendida y amenazada por culpa de la deforestación. Un representante indígena de Papúa recalcó lo siguiente durante la reunión:

«Es asombroso que hoy en día tengamos que seguir recordando a los responsables de la formulación de políticas y al sector privado que los bosques están habitados».

Se calcula que en los países con bosques tropicales viven 500 millones de personas que dependen de los bosques, de los cuales al menos 200 millones son pueblos indígenas. Toda la identidad de los pueblos de los bosques está basada en su conexión con el entorno forestal:

«Sin el bosque los Orang Asli nos vemos privados de nuestro espíritu y nuestra vida, y por lo tanto de nuestra identidad, lo cual es peor que ser un ocupante o un inmigrante ilegal en su propia tierra» (guardián del bosque de una comunidad de Malasia).

La pérdida de bosques está acelerándose a pesar de los esfuerzos mundiales por detener la deforestación a través de organismos como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), el programa de colaboración de las Naciones Unidas para la reducción de las emisiones de carbono causadas por la deforestación y la degradación de los bosques (ONU-REDD) y el Banco Mundial. Estas iniciativas están fallando porque no reconocen ni protegen efectivamente los derechos de los pueblos de los bosques. Con demasiada frecuencia estos planes están estrechamente enfocados a la protección de los bosques imponiendo áreas de conservación en tierras de pueblos que dependen de los bosques, a menudo denegando los derechos de las personas que viven en esas tierras y que son las que han preservado los bosques durante siglos.Como Noerhadi, representante de comunidades indígenas de Kapuas, Indonesia, recalcó:

«Necesitamos superar urgentemente la contradicción entre iniciativas gubernamentales que pretenden explotar los bosques quitando a las comunidades sus tierras, y las iniciativas de conservación como los planes de REDD. Ambas buscan tierras y bosques, pero excluyen continuamente a las comunidades locales».Para frenar la deforestación es necesario que los organismos internacionales, la sociedad civil, los responsables de la formulación de políticas y los pueblos de los bosques trabajen juntos con el fin de asegurar los derechos de estos pueblos y que sus conocimientos, creencias, instituciones y leyes consuetudinarias sean utilizados para guiar la gestión de los bosques.

«Las comunidades han demostrado su habilidad para gestionar los bosques durante muchas generaciones», dijo Edy Subahani de la organización indonesia coorganizadora POKKER SHK Kalteng. «Tienen conocimientos innovadores para proteger los bosques, obtener alimentos, mantener medios de vida y desarrollar su espiritualidad dentro del bosque. También contribuyen a las economías locales y nacionales y participan en la reforestación de bosques dañados. Los Gobiernos deberían empoderar a estas comunidades y desarrollar sus habilidades y conocimientos».

Más decididos que nunca a asegurar su modo de vida tradicional y buscando acciones concretas e inmediatas para frenar la deforestación, los representantes de pueblos de los bosques hicieron un llamamiento conjunto a los Gobiernos, el sector privado, las instituciones financieras, las agencias internacionales y la comunidad internacional a través de la Declaración de Palangka Raya, en la que instan a todos los implicados a:

  • Detener la producción, el comercio y el consumo de los productos básicos y otros bienes comerciales derivados de la deforestación, el acaparamiento de las tierras y otras violaciones de los derechos de los pueblos de los bosques.
  • Detener la invasión de las tierras y bosques de dichos pueblos por parte de los agronegocios, las industrias extractivas, infraestructuras, proyectos de energía y de economía «verde» que deniegan nuestros derechos fundamentales.
  • Tomar acciones inmediatas y concretas para defender los derechos de los pueblos de los bosques a todo nivel, incluyendo el derecho a la tierra, los territorios y recursos, el derecho al auto-desarrollo libremente determinado, y el derecho a poseer, controlar y manejar nuestras tierras de acuerdo a nuestros conocimientos y medios de vida.

La declaración reconoce que se ha progresado algo. En algunos países de Latinoamérica y el sudeste de Asia se han revisado las constituciones y se han adoptado nuevas leyes que respetan los derechos de los pueblos indígenas, reforman las tenencias de los bosques y fomentan la gestión comunitaria de los bosques. En esta declaración también se toma nota de las recientes promesas de destacadas empresas del sector privado para reformar su manera de hacer negocios, con el fin de detener su participación en la deforestación y respetar los derechos de conformidad con los Principios Rectores sobre las empresas y los derechos humanos de las Naciones Unidas. Sin embargo, los participantes resaltaron la gran diferencia entre la palabra y la acción, lo que se pone por escrito y lo que se hace en la práctica.

Los representantes de los pueblos de los bosques recalcaron la necesidad de que la Declaración y las detalladas recomendaciones sean difundidas y rigurosamente tenidas en cuenta en los próximos eventos internacionales, por ejemplo en las reuniones de la CMNUCC que se van a celebrar en Lima y París en 2014 y 2015, y en la Conferencia Mundial sobre Pueblos Indígenas (CMPI) programada por las Naciones Unidas para septiembre de 2014. Los participantes prometieron trabajar en solidaridad juntos para formar una red comunitaria mundial de rendición de cuentas que permita verificar, documentar, desafiar y denunciar independientemente la deforestación y las violaciones asociadas de los derechos de los pueblos de los bosques, con lo que demostraron su inquebrantable voluntad y capacidad de recuperación para hacer valer y asegurar sus formas tradicionales de vida.

http://www.forestpeoples.org/topics/climate-forests/news/2014/03/palangka-raya-declaration-deforestation-and-rights-forest-people http://www.forestpeoples.org/topics/climate-forests/news/2014/02/press-room-international-workshop-deforestation-drivers-and-righ

Overview

Resource Type:
News
Publication date:
28 April 2014

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