Indefensión estatal en las fronteras forestales que defienden las comunidades Kichwa de Huimbayoc en San Martín, Perú

Las comunidades kichwa de Anak Kurutuyacu y Santa Rosillo de Yanayaku siguen sin ninguna atención Estatal concreta ante sus denuncias contra la deforestación de sus bosques, la ausencia de seguridad jurídica de sus territorios y la protección de sus líderes comunitarios. Esta falta de atención les ha dejado en un condenable abandono, pese a ser quienes con sus patrullajes comunitarios salvaguardan los bosques que el Estado peruano considera patrimonio de la nación y son claves para lograr sus metas climáticas a nivel internacional.
La Federación de Pueblos Indígenas Kechua Chazuta Amazonía (FEPIKECHA) ha hecho pública su indignación por las constantes reprogramaciones de las diligencias de inspección fiscal en el marco de las denuncias ambientales presentadas ante la Fiscalía Provincial Especializada en Materia Ambiental de Alto Amazonas-Yurimaguas y la Policía Nacional del Perú (PNP) competente de la Comisaría de Chazuta y policía ecológica.
El pasado 20 de enero, la Oficina para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos escuchó de la problemática, expresando su preocupación por la hostilidad y las amenazas contra defensores indígenas que se agudizan en la Amazonía peruana. Esto sucede en un contexto donde las propias organizaciones indígenas constantemente interpelan las ineficiencias para la protección de las personas defensoras indígenas, ya sea por la ausencia policial y fiscal en sus territorios alejados, las demoras en las investigaciones fiscales, y el no abordar las causas subyacentes a las amenazas que reciben, como la desprotección jurídica de sus territorios colectivos.
Así mismo, la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afro-Peruanos, Ambiente y Ecología del Congreso de la República también mostró su preocupación a mediados de febrero a través de una reunión extraordinaria con líderes y lideresas de FEPIKECHA, y otras federaciones amazónicas como la Federación de Comunidades Nativas de Ucayali y Afluentes y la Organización de Desarrollo de las Comunidades Fronterizas del Cenepa con patrones similares de amenaza sus territorios colectivos.
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Inspecciones fiscales que no llegan y un olvido que se repite
Las comunidades kichwa de Santa Rosillo de Yanayaku y Anak Kurutuyacu, en el distrito de Huimbayoc, provincia y región San Martín, han presentado denuncias en la modalidad de delito contra los bosques o formaciones boscosas en agravio del Estado, ante la Fiscalía Provincial Especializada en Materia Ambiental de Alto Amazonas-Yurimaguas. Santa Rosillo de Yanayaku en mayo 2020 (caso N° 2020-32) en plena pandemia, y Anak Kurutuyacu en noviembre del 2019 (caso N° 2019-141).
Sin embargo, diversas Disposiciones Fiscales han venido reprogramando las inspecciones fiscales a estas comunidades. La última reprogramación para las inspecciones en enero no se dio, y nuevamente, la excusa fue la falta de presupuesto para el acompañamiento policial y la falta de garantías para la presencia policial en el área que, según menciona el análisis de inteligencia policial, resulta ser una zona “convulsionada”.
En la lectura de este escenario, el Estado sigue ausente en esta área donde la Policía se niega a llegar y ocurre en un contexto de violencia desde hace varios años hacia las y los líderes comunitarios, quienes son permanentemente agredidos y amenazados, justamente por patrullar sus bosques y denunciar las actividades ilegales que invaden y operan en sus territorios sin consentimiento alguno. Además, ante la falta de recursos estatales para el funcionamiento de estas inspecciones y la protección de los bosques en general, son las propias comunidades, federaciones y aliados quienes deben asumir estos costos de logística.
En la actualidad la investigación preparatoria de ambas comunidades ha sido declarada como compleja por parte de la Fiscalía responsable, por lo que los casos han sido enviados a Lima, específicamente a la Coordinación Nacional de las Fiscalías Especializadas en Materia ambiental del Perú, para que se gestione a ese nivel las inspecciones en campo en coordinación con la PNP.
Esta indefensión estatal que sufren las comunidades Kichwa de Anak Kurutuyacu y Santa Rosillo de Yanayaku no es reciente. A la continua reprogramación de las inspecciones le sigue el archivamiento de los casos. Ya sucedió en ambas comunidades. En el 2018, Santa Rosillo de Yanayaku presentó una denuncia por deforestación de recursos dentro de su territorio ancestral, y lamentablemente, por falta de actuación oportuna de la Fiscalía Especializada en Medio Ambiente de Alto Amazonas-Yurimaguas, el proceso fue archivado. Anak Kurutuyacu también presentó una denuncia en el 2017 por usurpación contra pobladores de los centros poblados colindantes y tramitada ante Fiscalía Mixta de la Banda de Shilcayo. El proceso también fue archivado.

Territorios indígenas no sólo no titulados, sino con derechos superpuestos
Ambas comunidades nativas, se encuentran reconocidas por la Dirección Agraria de San Martín desde los años 2015 y 2016, pero aún carecen del título de propiedad colectiva que otorga el Estado. Y por el momento, no se visualizan avances en los procesos de titulación de las áreas ancestrales que reclaman
A esta situación, se le suma la superposición territorial con Bosques de Producción Permanente, que son zonas boscosas susceptibles de recibir el otorgamiento de derechos, y con concesiones forestales maderables. En este último caso, la concesión TIMBERLAND SAC-A de la empresa TIMBERLAND SAC se superpone a ambas comunidades, donde en Anak Kurutuyacu lo hace en aproximadamente en un 95 % del total del territorio reclamado por la comunidad. Esta concesión tuvo en el 2009 un procedimiento administrativo único por incumplimiento de plan de manejo forestal por extracción fuera de los límites de la concesión y promover la extracción de especies maderables a través de terceros.
Por otro lado, la concesión TIMBERLAND SAC-C, también de la empresa TIMBERLAND SAC, se superpone a Santa Rosillo de Yanayaku en aproximadamente en un 45 % del total del territorio reclamado por la comunidad. Esta concesión tuvo un procedimiento administrativo único por incumplimiento de plan de manejo forestal en el 2008, y se declaró caduca el 2010. La comunidad desconoce el estado de actividad de esta concesión, aunque reportan actividades de extracción ilegal de madera dentro de ella.
La demora de años de la titulación colectiva ha generado una fuerte polarización interna, donde diversos grupos de colonos migrantes promueven la parcelación individual de los territorios colectivos, mientras realizan actividades ilegales. Además, centros poblados colindantes presionan a las autoridades agrarias para que eliminen el reconocimiento formal de Anak Kurutuyacu. El mismo alcalde del distrito de Huimbayoc, expresó el pasado diciembre en un acto discriminatorio y arbitrario, que las comunidades “no existen” porque algunos de sus comuneros y comuneras no hablan el idioma Kichwa, desconociendo las causas estructurales de opresión histórica que ha resistido el pueblo Kichwa, como la imposición violenta del castellano.
Es importante recalcar que el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de las Naciones Unidas ya instó al Estado peruano a abordar las violaciones de los derechos territoriales. El Comité publicó sus observaciones finales sobre el desempeño del Gobierno peruano el 18 de mayo del 2018, y destacó su preocupación acerca de la “falta de mecanismos efectivos de protección de los derechos de los pueblos indígenas sobre sus tierras, territorios y recursos… lo cual continúa generando graves conflictos sociales”. Además, exhortó al Gobierno peruano a que: a) “establezca un mecanismo adecuado y eficaz que permita la reclamación y restitución de tierras y territorios ancestrales…” y a que “garantice la protección de los derechos que tienen los pueblos indígenas a poseer, utilizar, desarrollar y controlar con plena seguridad sus tierras, territorios y recursos, incluso mediante el reconocimiento legal y la protección jurídica necesarias de conformidad con los estándares internacionales.”
Protección a personas defensoras de los derechos humanos aún inefectiva en la práctica
“Me llama más mi sombra que un policía”, mencionó uno de los líderes comunitarios reflexionando sobre las amenazas que han vivido los últimos meses, pese a contar con garantías personales otorgadas por la Subprefectura distrital que aún no se efectivizan en la práctica.
Los dirigentes han tenido que recurrir a la intervención de la Adjuntía para los Derechos Humanos y las Personas con Discapacidad de la Defensoría de Pueblo para que ésta recuerde a la PNP y al Ministerio del Interior la adopción de acciones necesarias y urgentes para garantizar en forma efectiva la protección de la vida e integridad de los dirigentes comunitarios. Recién dos meses después de haber recibido la resolución del otorgamiento de garantías personales, fueron contactados por la PNP para una única reunión de coordinación. Los meses han pasado y no han vuelto a recibir seguimiento alguno de parte de la PNP a la fecha.
Para el caso de otros dos líderes comunitarios, el proceso de evaluación para activar el Procedimiento de Alerta Temprana del “Protocolo para garantizar la protección de personas defensoras de derechos humanos” del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, ha demorado más de lo debido. Resulta inconcebible que, en caso de líderes y lideresas de comunidades nativas amazónicas con claras situaciones de riesgo inminente a sus vidas, la evaluación de admisibilidad al Protocolo demore cinco meses y no 10 días, como debería serlo. Recién al sexto mes de la solicitud, se emitió una Resolución Directoral del mismo Ministerio para declarar procedente la activación del Procedimiento de Alerta Temprana, y comunicar a las entidades competentes la alerta correspondiente. En todo ese tiempo, las amenazas continuaron, las fiscalías no llegaron, la policía no hizo seguimiento, y la titulación colectiva siguió ausente.
Este contexto de desprotección también ha sido remarcado en la Declaración de Fin de Misión del ex-Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los Defensores y Defensoras de los Derechos Humanos, después de su visita al Perú en febrero del 2020, quien identificó que pese a los avances alcanzados en la materia, las personas defensoras de los derechos humanos, y en especial los pueblos indígenas y las comunidades locales, aún no pueden actuar en un entorno seguro. Falta aún el reconocimiento público de su contribución a la sociedad y papel que desempeñan estas personas en la protección y conservación de la naturaleza y los bienes comunes. Además, la nueva Relatora sobre personas Defensoras, junto a otras cuatro Relatorías de las Naciones Unidas, hicieron un llamado al Estado peruano a fines del 2020, reiterando su profunda preocupación por los asesinatos y amenazas a defensores del medioambiente, de los derechos humanos y de los derechos indígenas.
El Estado debe agilizar la atención de los casos de Santa Rosillo de Yanayaku y Anak Kurutuyacu, concretando las inspecciones fiscales para asegurarles el acceso a la justicia, avanzar la titulación de sus reclamos territoriales para atacar el problema estructural que genera las amenazas y el hostigamiento hacia sus líderes y lideresas, e implementar las medidas y acciones prácticas de protección a la vida e integridad de estas personas. Además, el Estado debe reconocer y sostener las iniciativas comunitarias de protección de bosques, ya que mientras adopta compromisos ambiciosos de conservación de bosques y mitigación al cambio climático a nivel internacional, en la práctica poco cambia para los territorios indígenas y sus poblaciones.

Overview
- Resource Type:
- News
- Publication date:
- 3 March 2021
- Region:
- Peru
- Programmes:
- Supply Chains and Trade Territorial Governance Culture and Knowledge Conservation and human rights
- Partners:
- Consejo Étnico de los Pueblos Kichwa de la Amazonia (CEPKA)