Manifestantes afrodescendientes del Cauca (Colombia) denuncian intimidación racista por parte de la policía y una campaña difamatoria en los medios de comunicación nacionales

El viernes 5 de abril de 2019, los manifestantes levantaron el bloqueo pacífico de la carretera Panamericana en Colombia, el cual se mantuvo durante 27 días.  Esto se hizo como un gesto de buena voluntad en el marco de las negociaciones con el Gobierno colombiano, y los movimientos indígenas y afrodescendientes, y otros  movimientos populares y sociales que estaban tomando parte en una protesta masiva conocida como Minga del suroccidente (acción colectiva) por la defensa de la vida, el territorio, la democracia, la justica y la paz.

Los participantes en la Minga piden al Gobierno que cumpla con los compromisos hechos por funcionarios del Estado a principios del presente año en relación con los recursos públicos del presupuesto nacional necesarios para garantizar los derechos y el respeto de los territorios étnicos, la seguridad de los líderes sociales y los defensores de derechos humanos, y para facilitar la implementación de los Acuerdos de Paz de 2016. Las organizaciones sociales se movilizaron de manera pacífica para ejercer su derecho constitucional a protestar, luego del fracaso de otros esfuerzos anteriores para persuadir al Gobierno de cumplir sus compromisos adquiridos.

A pesar de que se levantó el bloqueo de la carretera, la Minga continúa con los manifestantes que se encuentran ocupando la Asamblea Permanente, en donde hace unos pocos días esperaron al Presidente de Colombia, Iván Duque, para participar en un debate político el día 9 de abril. Lamentablemente, el Presidente no respetó La organización colectiva de la Minga, y en su lugar solicitó una reunión privada con algunos líderes. No asistió a la reunión de la Minga.

En el Cauca, los manifestantes se quejaron de que sus protestas públicas habían sido injustamente estigmatizadas como protestas infiltradas por intereses terroristas, en un esfuerzo por justificar una respuesta violenta de la policía y los grupos armados ilegales. Durante la Minga, hubo varias amenazas de grupos paramilitares contra los manifestantes, 10 indígenas muertos  y 88 “manifestantes” Mingueros heridos.

Además de la estigmatización de la protesta legítima y pacífica, el hecho de que los manifestantes fueran principalmente indígenas y afrodescendientes ha llevado a declaraciones racistas de los funcionarios estatales y los medios de comunicación.

El Proceso de Comunidades Negras y el Palenque de DDHH, integridad étnica y cultural, denunció que miembros de la policía antidisturbios (ESMAD) que llegaron al Cauca asediaron a los mingueros, dirigiéndose a sus líderes como “negros resentidos”, “negros maricas”, “negros cobardes”. Al mismo tiempo, los medios nacionales y regionales han publicado una serie de historias que han tratado de deslegitimar las luchas de las minorías étnicas, ignorando la discriminación histórica que han sufrido en Colombia. Algunos columnistas señalaron abiertamente a los mingueros como "salvajes" y "delincuentes".

Estos mensajes discriminatorios de los medios de comunicación no reconocen el importante trabajo de protección ambiental y la defensa de las fuentes de agua clave realizadas por los pueblos indígenas y los afrodescendientes de Colombia. En su lugar, los representan como “un obstáculo para el desarrollo” o como “terratenientes que tienen tierras improductivas”, sin saber que la mayor parte de sus tierras se manejan habitualmente de manera consuetudinaria como áreas conservadas tradicionales o lugares para el uso sostenible de baja intensidad por parte de las comunidades. Los mensajes de los medios de comunicación buscan deslegitimar las protestas justas y propagar una idea falsa de que los pueblos indígenas pretenden estar "por encima de la ley", gozan de derechos privilegiados y solo "quieren más", y por lo tanto, que no tienen una razón legítima para protestar.