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E-Boletín FPP Febrero 2013 (PDF Version)

Estimados amigos:

Siempre que alguien comenta que no se ha podido poner en práctica una solución por «falta de voluntad política», inmediatamente me pregunto: ¿de quién es la voluntad política y qué intereses están haciendo presión para que no se ponga en práctica? 

Un nueva investigación de campo en Costa Rica indica que el Gobierno ha permanecido de brazos cruzados durante décadas permitiendo la ocupación de tierras de pueblos indígenas al por mayor, y ahora está dejando que amenacen y maten a líderes indígenas. ¿Esto está pasando por «falta de voluntad política» o más bien porque varios gobiernos sucesivos han tenido vínculos demasiado estrechos con elites propietarias de tierras y por eso prefieren hacerse los de la vista gorda enfrente de  la discriminación, la violencia y el odio, en lugar de enfrentar estas apropiaciones ilegales de tierras?

Cuando el Gobierno de Perú permite que nuevas carreteras y otras infraestructuras atraviesen arrasando tierras indígenas y bosques para conectar con Brasil, amenazando con ello la supervivencia misma del pueblo Isconahua que vive en aislamiento voluntario y cuyas tierras ese mismo gobierno había reservado para su protección, es una decisión consciente de sacrificar sus derechos y apoyar en su lugar los intereses de empresas que ejercen presión para que se permita su tipo de desarrollo en la Amazonía. De la misma manera, al dar prioridad a la minería y no proteger jurídicamente los derechos indígenas se están fomentando decisiones garrafales en los tribunales de Guyana. 

Este mismo dominio de los procesos políticos por parte de prioridades a corto plazo de intereses sectoriales que solo benefician a unos pocos es lo que está deteniendo el progreso de las negociaciones internacionales para frenar el cambio climático. El último período de sesiones, celebrado en Doha, muestra que esta «falta de voluntad política» (dominación por intereses creados que buscan lo contrario) ha llevado virtualmente a la parálisis. Los futuros de todos, no solo los de los pueblos de los bosques, corren peligro debido a esta pasividad. 

Así que cuando el Gobierno británico anuncia una nueva política de ayuda para hacer frente a los impulsores de la deforestación trabajando directamente con empresas, no es de extrañar que nos lo imaginemos soltando al zorro entre las gallinas. Sí, toda solución debe incluir un cambio de la conducta de las empresas, pero para ello también necesitamos una sociedad civil vigilante y la movilización de los pueblos de los bosques para pedir cuentas a estas empresas «reformadas». Al fin y al cabo, así es como se supone que debe funcionar la democracia.

Como organización de derechos humanos, tenemos la tarea de respaldar soluciones que respeten esos derechos, pero como analistas y defensores, también tenemos el deber de dejar al descubierto los intereses políticos y económicos que hay detrás de los abusos. Lo hacemos creando transparencia y exigiendo que se rindan cuentas. Así que en la República Democrática del Congo, donde ahora los intereses de algunas empresas están intentando beneficiarse de nuevos mercados voluntarios de carbono forestal, dejamos al descubierto sus infracciones para obligarles a reconocer y respetar los derechos de los pueblos indígenas. Con ese mismo espíritu estamos colaborando con el pueblo Baka de Camerún para garantizar que su opinión sea tenida en cuenta en los debates sobre el futuro de sus bosques. En el nivel internacional estamos trabajando con pueblos indígenas que insisten en que sus conocimientos tradicionales también deben ser respetados y aplicados para defender la ecología de nuestro precioso planeta.

Y por último, aunque desde luego no por ello menos importante, tengo el honor y el placer de dar la bienvenida a Joji Cariño como nueva Directora del Forest Peoples Programme (Programa para los Pueblos de los Bosques). Joji, que ha dedicado su vida a la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, asumirá el puesto en abril y yo estaré encantado de trabajar bajo su liderazgo.

Marcus Colchester, director

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