Día Mundial del Medio Ambiente 2020: tres lecciones provenientes de los pueblos indígenas y las comunidades locales sobre la restauración de nuestra relación con la naturaleza

El Día Mundial del Medio Ambiente es una oportunidad no solamente para celebrar la naturaleza, sino a los pueblos y las comunidades que la protegen y custodian en el mundo entero. Aquí se destacan tres lecciones de los pueblos indígenas y las comunidades locales de Colombia, el país anfitrión de este día: el conocimiento de las mujeres es fundamental para proteger la biodiversidad, las comunidades que están en la línea de frente están haciendo grandes esfuerzos para defender sus derechos humanos y territorios colectivos y evitar una mayor pérdida de la biodiversidad, y la cultura y el conocimiento tradicional son vitales para la restauración ecológica.
En este momento nos encontramos a la mitad de lo que se suponía que sería un “super año” para la acción mundial sobre la diversidad biológica. En varias reuniones internacionales, en la actualidad en espera o reprogramadas, se deberían haber acordado nuevas metas para remplazar las veinte Metas de Aichi para la Diversidad Biológica, establecidas en 2010 en el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas. Las Metas de Aichi tenían como objetivo abordar las causas subyacentes de la pérdida de la diversidad biológica y promover el uso de la tierra, la producción y el consumo sostenibles, pero desgraciadamente no han sido alcanzadas por la comunidad internacional. Los ecosistemas vitales como los bosques tropicales se están perdiendo a un ritmo acelerado en muchos países, con consecuencias devastadoras para el clima, la biodiversidad y las comunidades que dependen de ellos para su sustento y formas de vida. Los movimientos sociales en todo el mundo han intensificado los llamamientos a los gobiernos y las empresas para detener la extinción masiva de especies.
En medio de estas crisis sociales y ecológicas, iba a negociarse un plan intergubernamental para avanzar hacia "un mundo que viva en armonía con la naturaleza" para el año 2050. Sin embargo, si bien el COVID-19 ha interrumpido en cierta medida estos procesos políticos, la pandemia ha puesto aún más de manifiesto las innumerables consecuencias de la continua destrucción de paisajes de biodiversidad y la necesidad de tomar medidas urgentes para protegerlos y garantizar el uso sostenible de los recursos.
Al hacerlo, los pueblos indígenas y las comunidades locales de todo el mundo tienen mucho que enseñarle a la comunidad internacional: es en sus tierras y territorios donde existe gran parte de la biodiversidad que queda en el mundo.
El conocimiento de las mujeres es fundamental para la protección de la biodiversidad
La división del trabajo en función del género ha dado lugar a que las mujeres y los hombres, en muchos contextos, posean conocimientos diferentes sobre la utilización y el manejo de los recursos naturales. Si bien los conocimientos de las mujeres no se han reconocido en la misma medida que los de los hombres, son fundamentales para proteger la diversidad biológica y cultural.
Esto se hace evidente en las comunidades Zenú, en el norte de Colombia, cuyos territorios ancestrales han sido fragmentados en los últimos tres siglos, y cuyos líderes han sido asesinados por reclamar sus derechos territoriales. A pesar de la firma de los Acuerdos de Paz en 2016, el pueblo Zenú sigue enfrentando el desplazamiento como consecuencia de la violencia continua en la región. Pese a estos desafíos, las mujeres continúan las tradiciones culturales que apoyan el bienestar del pueblo Zenú y respaldan la diversidad biológica local: cultivan alimentos en chagras que proporcionan seguridad de alimentos y funcionan como "reservas de biodiversidad", cultivan y cosechan plantas medicinales silvestres, y ayudan a conservar las palmas silvestres que se utilizan para diversos fines, desde la leña hasta el tejido, lo que constituye un pilar de la cultura zenú.
Lea más acerca del conocimiento en función del género en las comunidades Zenú.
Los esfuerzos de las comunidades ubicadas en la línea de frente están previniendo mayores pérdidas de la biodiversidad
Muchos pueblos indígenas y comunidades locales se encuentran activos en la reclamación y defensa de sus derechos a la tierras, territorios y recursos naturales. Mediante sus acciones desafiando proyectos de desarrollo dañinos y confrontando la usurpación realizada por los agronegocios y las industrias extractivas como la tala y la minería, a menudo poniendo literalmente sus vidas en juego al hacerlo, juegan un papel vital en el mantenimiento del uso sostenible de la tierra y la prevención de la pérdida y los daños de grandes áreas biológicamente diversas. La lección es clara: las comunidades empoderadas pueden ser altamente efectivas para hacer valer sus derechos colectivos y prevenir la pérdida adicional de hábitats.
Sin embargo, sus esfuerzos no son siempre reconocidos ni apoyados. Al contrario, muchas comunidades en la línea de frente, como por ejemplo los indígenas en el Resguardo Cañamomo Lomaprieta, enfrentan la intimidación, la criminalización y la violencia con muy poca o ninguna protección. Desafiando las amenazas, la intimidación, el racismo y la discriminación, las comunidades Emberá Chamí y su propio Consejo de Gobierno están desarrollando una serie de iniciativas, que van desde la plantación de árboles nativos y la preservación de la agrobiodiversidad, pasando por los bancos de semillas locales, hasta las campañas de concienciación local, destinadas a recuperar, proteger y conservar el medio ambiente.
El apoyo internacional para estas comunidades debe ser un componente crítico de cualquier estrategia mundial para inclinar la balanza sobre la pérdida de la biodiversidad y evitar la pérdida de diversidad biológica y cultural. Esto es especialmente importante ahora: no sólo ha aumentado la violencia contra las comunidades que defienden sus tierras y territorios en los últimos años, sino que, al tratar de estimular la recuperación económica luego de las serias consecuencias producidas por la propagación del COVID-19, la desregulación y el retroceso de las protecciones y salvaguardias probablemente intensificarán estos riesgos.
La restauración ecológica también debe tener en cuenta la cultura
El año 2021 será testigo del comienzo del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030). A medida que nos acercamos más a él, es fundamental dar apoyo a los esfuerzos continuos de los pueblos indígenas y de las comunidades locales para restaurar y custodiar los ambientes degradados, y no marginarlos. Si bien en la actualidad no hay pruebas suficientes para determinar cuánto financiamiento está disponible para apoyar los esfuerzos de las comunidades indígenas y locales, es muy probable que sea mucho menor que las contribuciones que dichos pueblos y comunidades hacen para restaurar y proteger el medio ambiente, apoyar la biodiversidad y mitigar la gravedad del cambio climático.
Para que los esfuerzos de restauración sean efectivos, también será importante destacar el conocimiento indígena y local. A pesar del aumento constante en la concienciación sobre la utilidad de estos conocimientos, demostrada en parte por el hecho de que las tierras en manos de las comunidades tienen tasas más bajas de deforestación y de emisiones de carbono forestal y mantienen niveles más altos de diversidad biológica, dichos conocimientos siguen siendo subvalorados. Sin embargo, para cambiar esto es necesario un cambio de perspectiva sobre la conservación: la cultura y la naturaleza están entrelazadas; las actividades que apoyan la diversidad cultural también ayudarán a apoyar la diversidad biológica.
Esta interconexión es evidente en los esfuerzos de la Red de Tejedoras del Resguardo Indígena de Ipiales, localizado en el departamento de Nariño al sur de Colombia, que comenzó originalmente con la intención de revitalizar un tejido local basado en el conocimiento de las comunidades indígenas Pastos. Con el tiempo, la Red ha ayudado a recuperar el conocimiento sobre el tejido, las plantas medicinales, los alimentos tradicionales y las ceremonias espirituales, y con ello, a revivir las tradiciones culturales que ayudan a conservar y proteger el medio ambiente.
Lea más acerca de la Red de Tejedoras del Resguardo Indígena de Ipiales.
Esta nota se basa en tres historias que serán resaltadas en la segunda edición de las Perspectivas Locales sobre la Diversidad Biológica, que estará disponible próximamente. Averigüe más sobre este proyecto e inscríbase aquí para ser notificado cuando se publique la segunda edición.
Overview
- Resource Type:
- News
- Publication date:
- 5 June 2020
- Region:
- Colombia
- Programmes:
- Culture and Knowledge Territorial Governance Conservation and human rights